sábado, 7 de febrero de 2015

Al fin qué: ¿El ejercicio endurece la grasa o no?






Para empezar, las células adiposas, son células corrientes con una bolita de grasa que ocupa casi toda el área, como se ve en la ilustración, que se crece o disminuye dependientle de la masa corporal de su dueña (o dueño).




Desde hace unos años se viene acumulando evidencia que los depósitos de grasa NO son sólo una consecuencia de los excesos de comida, al parecer el cuerpo en la medida que se intoxica y no encuentra por dónde sacar esos tóxicos, crea depósitos para “enterrarlos” donde hagan menos daño y esos son depósitos de grasa que no responden a aguantar hambre o ir al gimnasio y TAMPOCO se endurecen o cambian por el hecho de hacer ejercicio.







Así que respondiendo a la pregunta planteada: ¡LA GRASA NO SE ENDURECE POR HACER PESAS, ABDOMINALES O SPINNING¡, tampoco por bañarse con agua fría.

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Es frecuente que en la consulta médica me pregunten cuánto deben esperar después de empezar con un programa de pérdida de peso, para iniciar el ejercicio y que no se les endurezca la grasa. No tiene ningún sentido: en la medida que se hace ejercicio CONTROLADO Y APTO (en otra nota te diremos cómo se mide)

1.- se acelera el metabolismo lo cual ayuda a que se desgasten esos depósitos de grasa (si hay alimentación adecuada) y

2.- los músculos aumentan su volumen lo cual empezará a cambiar las curvas dadas por los depósitos de grasa y se mantienen quemando grasa más tiempo.

Los músculos están dotados de muchos motores celulares – las mitocondrias – que trabajan aun estando en completo reposo (eso es metabolismo basal) mientras más mitocondrias haya trabajando por el efecto del ejercicio, más se gastará energía y eso significa quemar más grasa.

Pero, como se anotó, no sólo es cuestión de cuánto, hay que mirar el qué, muchos investigadores han hallado vínculos entre la toxicidad acumulada y la obesidad de difícil manejo, es decir, que en la medida que la persona incorpora a su organismo toxinas, incluso aquellas no tan evidentes como las que liberan las vasijas plásticas al calentar la comida en microondas, el cuerpo crea capas de grasa para protegerse poniendo en esas áreas los tóxicos acumulados. 
 Es ahí donde se echa mano de la alimentación terapéutica: Nutrapédica, eje fundamental de nuestro manejo de pacientes con sobrepeso u obesidad, para hacer la conjunción ideal entre manejo médico y  alimentación.  Al final encontrará algunas citas literarias al respecto si quiere profundizar en los estudios o puede explorar en la red el proyecto europeo OBELIX.

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Bibliografía
Basic & Clinical Pharmacology & Toxicology 2011 Nordic Pharmacological Society. Basic & Clinical Pharmacology & Toxicology, 108, 406–413
Govarts, E., et al. (2012) Birth Weight and Prenatal Exposure to Polychlorinated Biphenyls (PCBs) and Dichlorodiphenyldichloroethylene (DDE): A Meta-analysis within 12 European Birth Cohorts. Environmental Health Perspectives. 120:162-170.


5 conductas que te hacen gordo con seguridad










Resúmen de experiencias de años de estar viendo pacientes con exceso de peso y todo tipo de problemas derivados, son las  principales  conductas que se encuentran como denominador común en todos los que han llegado a tener sobrepeso:







  • Photo Credit: CANDYMICKY via Compfight cc
    Comer rápido: La persona, empieza a comer rápido por cualquier razón, desde estar viendo televisión o leyendo periódico a tener que terminar rápido para pasar a otra cosa. Lo que probablemente no sepa es que la sensación de estar lleno tarda un poco en llegar al cerebro, si se come muy rápido el cerebro no alcanza a dar aviso para que paremos, cuando llega el aviso ya es tarde: hemos comido más allá del límite y estamos un paso más cerca del ser gordos. Solución: la dieron hace muchos años, “beber el alimento”, esto es poner el bocado, soltar  la cuchara y masticar lo suficiente para que la comida quede completamente líquida en la boca antes de pasar al estómago.

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  • Porciones grandes: este ítem va muy ligado al anterior, si se sirven porciones pequeñas que se comen con cucharas pequeñas, no hay forma alguna en que comamos de más. La saciedad llega pronto, pero para poder comer rápido hay que servir mucho para no tener que parar a rellenar el plato. Solución: platos pequeños, cucharas pequeñas, aún con la posibilidad de servir un poco más, si terminado el primero se quiere.

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  • Saltar comidas: este es un aparte nefasto, hasta no hace mucho éramos animales vagando por ahí que comían a veces y con ayunos prolongados pues podía haber épocas de escasez. Eso hizo que desarrolláramos mecanismos de protección que permitían guardar en forma de grasa la energía de la comida para poder usarla luego cuando no hubiera disponibilidad. Si saltamos comidas, el cuerpo “recuerda” esas tretas y así cuando comamos de nuevo, aparte de comer más rápido y más cantidad, estaremos guardando en forma de grasa la energía para cuando vuelva a escasear el alimento. Solución: casi siempre la disculpa es que no hay tiempo, si el problema es en la mañana, dejar en la noche la licuadora lista con una combinación de una fruta con una verdura o un puñado de frutos secos (almendras, nueces) con una fruta como guanábana, piña, pera, papaya; en la mañana sólo licuar y listo un desayuno sano, energético preparado en dos minutos. En caso extremo, en las demás comidas se puede combinar algo de granos frescos que se han dejado cocinados y congelados el fin de semana, con un poco de verdura y fruta fresca y se tiene un almuerzo rápido y sano.

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  • No comer vegetales: las personas que más enfermas llegan a nuestra consulta médica son las que no comen vegetales crudos. Esto es un verdadero reto para muchas personas carnívoras declaradas. Al decir vegetales no implica sólo lechugas, hablamos de frutas y verduras
    crudas. Los vegetales producen mayor saciedad, no se trata de dedicarse a comer pasto, se trata de incorporar los vegetales que le aportan nutrientes que estimulan el metabolismo y ayudan a defender el cuerpo. Las investigaciones muestran que quienes no consumen hojas tienen mayor probabilidad de tener colesterol elevado y arterias endurecidas, aparte que comen más de otras cosas que producen más aumento de peso. Solución: para quien no está acostumbrado comer verduras es un sacrificio, pero se puede facilitar el hábito si se combina una verdura con una fruta no muy dulce (escarola con papaya; apio con moras; ruibarbo con piña; etc.) para tomar al menos tres porciones en el día y siempre variando la verdura y la fruta; sentir el bienestar generado por tener los nutrientes que requiere el cuerpo termina por convencer al más testarudo que comer verduras, paga.

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  • Comer pan: especialmente pan blanco industrializado en el cual se usan bromuros para su conservación, el bromuro produce un compuesto que no aparece en la composición llamado aloxane, que se usa para inducir diabetes en animales de laboratorio.  Solución: sustituya el pan blanco por otras opciones como envueltos de maíz, arepas de yuca o panes de amaranto, arroz o maíz.
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Nuestra experiencia obtenida y reforzada haciendo el Mapeo Metabólico Celular, lleva a pensar que la toxicidad que se adquiere tanto con las comidas empaquetadas e industrializadas como del ambiente, recargan tanto el sistema natural de desintoxicación, que obliga al cuerpo a crear capas de grasa para guardar esos tóxicos en donde hagan menos daño. Esto nos ha llevado a ser muy enfáticos en que el manejo tanto del exceso  de peso como de las enfermedades crónicas, debe incluir invariablemente, cambios en la alimentación que van más allá de solamente dedicarse a comer verduras de cualquier manera, debe hacerse una secuencia guiada de cambio para facilitar la remodelación corporal.



AVISO IMPORTANTE: La información contenida en este material tiene carácter meramente informativo y no puede ser considerada como sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento médico. Si tiene cualquier enfermedad o dolencia le recomendamos que consulte con un profesional de la salud. Recomendamos que tengan precaución con el uso de cualquier información publicada o suministrada por este medio y en todo caso consultar siempre con su profesional de la salud.



Ejercicio: no siempre más es mejor

 


 
no siempre más es mejor


Habrás oído muchas veces recomendaciones sobre hacer ejercicio, lo cual puede llevar a excederse y hacer más daño que beneficio. Para evitarlo la mejor forma es tener una medida objetiva del ejercicio que se hace como contar el número de latidos del corazón en un minuto y comparar con lo que debería ser tu frecuencia cardiaca máxima DE SEGURIDAD.

A continuación te explicaremos detalladamente cómo calcular tu rango de entrenamiento SIN RIESGO.



Hay que decir que hay una diferencia entre la frecuencia cardiaca de reposo del deportista y la del que no lo es. Quien hace actividad física regularmente tiene un corazón que lanza “bocados” de sangre más grandes, por tanto, requiere de menos latidos para mover la sangre. El corazón del no deportista es más pequeño, menos eficiente, así que debe hacer más latidos para mover la misma cantidad de sangre. 

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¿Cómo tomarse el pulso?

El pulso se puede palpar en la muñeca, el cuello o la sien,  áreas en las cuales la arteria pasa cerca de la piel. La forma más usada es en el cuello a un ladito de la manzana de Adán, se presiona un poco y allí se siente.

Cuando hayas encontrado el pulso, empieza a contar desde cero para el primer latido, y durante 15 segundos, luego multiplica por 4 para obtener tus pulsaciones por minuto.

La frecuencia cardiaca en reposo, depende de los hábitos de vida y está influenciada por el entrenamiento, la recuperación de ejercicios del día anterior, el sueño, el nivel de estrés mental y los hábitos alimenticios.



frecuencia cardiaca en relación con la edad
HOMBRES
Mala
Normal
Buena
Muy Buena

86 o más
70-84
62-68
60 o menos
30-39
86 o más
72-84
64-70
62 o menos
40-49
90 o más
74-88
66-72
64 o menos
50-59
90 o más
74-88
68-74
66 o menos
60 o más
94 o más
76-90
70-76
68 o menos





MUJERES
Mala
Normal
Buena
Muy Buena
20-29
96 o más
78-94
72-76
70 o menos
30-39
98 o más
80-96
72-78
70 o menos
40-49
100 o más
80-98
74-78
72 o menos
50-59
104 o más
84-102
76-82
74 o menos
60 o más
108 o más
88-106
78-88
78 o menos






¿Cómo se determina la frecuencia cardiaca máxima a la que se puede ejercitar sin riesgo?



La frecuencia cardiaca máxima de seguridad (FCmax) es el número máximo de latidos que puede realizar tu corazón en un ejercicio de esfuerzo sin poner en riesgo tu salud, contando que estuvieras en la mejor forma física











Para conocer ese límite, se aplica una fórmula (hay muchas):

Frecuencia cardiaca máxima = 208 - edad x 0,7

Un ejemplo: tomemos una persona de 20 años.

FCmax=208-0.7 x 20 (20 es la edad) =194  ppm, en otras palabras, para no correr riesgos, el número máximo de latidos que pudiera llegar a tener si estuviera en excelente forma física, sería 194 pulsaciones por minuto (ppm)

Otro , ejemplo, consideremos un hombre de 40 años:

FCmax=208-0.7*40=180  ppm, en este caso, si fuera una persona sana, este hombre podría tener, máximo 180 pulsaciones por minuto.

Consideremos una persona de 70 años. Se tendrán los siguientes valores de FCmax

FCmax=208-0.7*70=159  ppm, de nuevo, si fuera un buen atleta, máximo debería llegar a 159 pulsaciones por minuto para no ponerse en riesgo al hacer ejercicio.

Pero esa cifra es la máxima, hay que mirar ahora el estado físico para saber qué porcentaje de esa cifra máxima deberías aplicar en tu caso específico:



Debes tener claro:



Frecuencia cardiaca máxima (la calculamos arriba)

Frecuencia cardiaca de reposo: contar los latidos después de 10 minutos de descanso



Luego de tener estos parámetros, frecuencia cardiaca máxima y frecuencia cardiaca de reposo, puedes calcular, según el estado físico, efectivamente cuántos latidos por minuto deberías tener durante el ejercicio para no correr riesgos.




Consideremos una persona de, por ejemplo, 38 años cuya frecuencia cardiaca en reposo (FCrep) sea 55.

Primero obtener FCmax=208-0.7*38=181.4  ppm, es decir 180 ppp

Con este dato de Frecuencia Cardiaca Máxima, podemos hallar los puntos, según el estado físico de ejercicio seguro.

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Umbral aeróbico

Cuando la entrada de oxígeno a las células es por lo menos igual a la velocidad de salida, se habla de umbral aeróbico y ese límite corresponde al 65% de la Frecuencia Cardiaca Máxima.

Para conocer nuestro umbral aeróbico se hacen los siguientes cálculos:

Umbral aeróbico =(Fcmax-FCrep) x porcentaje+FCrep

Pongamos números del ejemplo, siguiendo con el ejemplo que traíamos:

38 años
FCrep    = 55 ppm
FCmax   = 180 (redondeando)
Umbral aeróbico 65% = (FCmax - FCrep) x 0,65 + FCrep 

Umbral aeróbico 65% = (180-55) x 0.65+55=137.16 ppm

Es decir, esta persona para ejercitarse dentro de los límites de su umbral aeróbico, debería llegar máximo a 138 latidos por minuto. Este es un buen arranque si no se hace ejercicio regularmente.
  
Umbral anaeróbico
En este punto, (85% de la FcMax) las células no alcanzan a entrar todo el oxígeno que necesitan y empiezan a quedar en déficit, ES SÓLO PARA PERSONAS EN MUY BUENA FORMA FÍSICA

Si usamos los mismos datos del ejemplo que traemos:

38 años
FCrep    = 55 ppm
FCmax   = 180 (redondeando)
Umbral anaeróbico 85% = (FCmax - FCrep) x 0,85 + FCrep 

Umbral anaeróbico 85% = (180-55) x 0.85+55=162.44 ppm



esto es para un deportista acostumbrado al esfuerzo, aquí hay una gran exigencia a las células, pues les exige trabajar sin recibir oxígeno, no apto para personas sedentarias que hacen el trote de fin de semana.


A medida que se entrena, se obtienen beneficios diferentes: una cosa es querer perder peso y otra, por ejemplo aumentar la capacidad de utilización del oxígeno, la capacidad aeróbica, por esta razón es importante que conozcas las cinco zonas de entrenamiento:

Zona

Rango de trabajo
Observaciones
1

Zona cardiaca de seguridad

50-60% de la FCmáx

Acondicionamiento muy básico o rehabilitación. No se producen adaptaciones funcionales, no hay mejoras en el organismo. A menos que el nivel físico de la persona sea muy bajo. El metabolismo energético predominante es el de las grasas. Puede servir para personas con poco nivel físico o bien, en casos de personas con buen nivel físico, intercalarlo como trabajo de recuperación de otras sesiones más duras

2
Aeróbica 1
60-70% de la FC máx
Mantenimiento y/o mejora del estado físico. Ya se empiezan a producir adaptaciones del organismo al ejercicio. El metabolismo energético es el de las grasas y el de los carbohidratos (lipólisis y glucólisis), a mayor nivel de intensidad la utilización de los hidratos de carbono será mayor.
3
Aeróbica 2

70-80% de la FC máx
Sólo para deportistas regulares y con buena condición física. La utilización de los carbohidratos (harinas/Azúcares) es mayor en esta zona que en la anterior. Es un trabajo de más calidad y en donde se pueden obtener unas adaptaciones muy interesantes para la mejora de la condición física.
4
Umbral anaeróbico

80-90% de la FCmáx.
Sólo para deportistas de alto nivel. Está cerca la zona donde las células no tendrían oxígeno inmediato. Ya se empieza a producir ácido láctico, que es un desecho de la producción de energía por vía anaeróbica. Se puede entrenar más duro y en muchos momentos con ausencia de oxígeno. Sólo se debe utilizar con gente con un buen nivel de condición física.
5
Zona de peligro
Por encima del 90% de la FC máx.
Recomendada sólo para deportistas de alto nivel
Es un nivel que requiere control constante de profesionales del deporte y de la medicina. Está por encima del umbral anaeróbico, o sea con deuda de oxígeno.

Esperamos que este material te de una base para trabajar en tu entrenamiento y recuerda que MÁS NO ES MEJOR.


Bibliografía
Karvonen, M.J., Kentala, E., Mustala, O.: "The Effects of Training on Heart rate. A longitudinal study". Ann.Med. Exper. Fenn. Vol 35. Fasc 3. 307-315
American College of Cardiology (ACC) / American Heart Association (AHA). ACC/AHA 2002 Guideline update for exercise testing: summary article. Circulation 2002; 106: 1883 – 1892.
Tanaka H, Monahan K, Seals D. Age-Predicted maximal heart rate revisited. J. Am. Coll. Cardiol 2001; 37: 153-156.

AVISO IMPORTANTE: La información contenida en este material tiene carácter meramente informativo y no puede ser considerada como sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento médico. Si tiene cualquier enfermedad o dolencia le recomendamos que consulte con un profesional de la salud. Recomendamos que tengan precaución con el uso de cualquier información publicada o suministrada por este medio y en todo caso consultar siempre con su profesional de la salud.

martes, 3 de febrero de 2015

Sorprendente origen de la mayoría de enfermedades

 





Con mucha frecuencia recibo preguntas de quienes asisten a mi valoración médica mediante Mapeo Metabólico Celular, qué hace que en un momento dado una persona se enferme, este escrito busca dar algunas pistas al respecto.

En clase de química ponía algunas sustancias sobre papelitos de colores que cambiaban según si era ácido o alcalino. Al poner esas sustancias sobre la lengua se podía sentir el sabor, o ácido de limón o alcalino del bicarbonato.



Dependiendo de varios factores, la sangre se mueve entre esos dos puntos: ácido o alcalino, lo cual significa muchísimo en términos de la salud.



El pH (potencial de Hidrógeno) es la medida que indica el grado de acidez o alcalinidad en una escala que va de 0 a 14, donde, mientras más chico el número, más ácida la sustancia y las más altas son las más alcalinas.


El equilibrio entre el ácido y el alcalino está indicado por el pH neutro, con el número 7.

El pH alcalino (o base) es de 7 a 14, a mayor alcalinidad, más grande el número.

El pH normal de la sangre es alrededor de 7,42 y pequeños cambios en él tienen consecuencias incluso mortales, como las que se ven en los diabéticos o las personas que han vomitado mucho.



Importante anotar que esta acidez de la que hablamos, no tiene nada que ver con agruras pues hablamos de acidez orgánica, no de las vías digestivas; del cuerpo como unidad y no de una parte en específico.


¿Qué hace que aumente la acidez en el organismo?



· Hábitos alimentarios que incluyen un exceso de alimentos generadores de ácidos: carne animal, las comidas industrializadas, el azúcar.El limón, naranja, lulo y similares, a pesar de su sabor ácido, NO son acidificantes. 

· Combinación incorrecta de alimentos que generan fermentación intestinal. Ejemplo, comer en la misma comida, carne (proteínas) con papas o yuca (carbohidratos) y arroz. 
· Carencias crónicas de nutrientes (por ejemplo quienes POCO O NUNCA comen vegetales. 
· Exceso de trabajo físico o mental, exceso de tensión emocional, preocupaciones, iras, producen acidosis. 
· La falta crónica de oxigenación de los tejidos lentifica la eliminación de los ácidos, como cuando no se hace ejercicio, o se es fumador, o se es roncador. 
· Cambios en las bacterias que debe haber en el tracto intestinal, sustituidas por las que no debe haber, lo que produce fermentación, cuando se comen cosas mal manipuladas. 
· Procesos infecciosos crónicos (sinusitis, inflamación de las encías, etc.)

Esta multiplicidad de orígenes obliga a valorar de una manera minuciosa el caso pues sólo la mirada juiciosa y sistemática de la Medicina Predictiva encuentra esos factores "ocultos" que se pasan por alto en las consultas de 15 minutos.


En el intestino debe haber bacterias "buenas" que ayuden a controlar las "malas"
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¿Cómo saber si tengo exceso de acidez?

Revise la siguiente lista y si tiene por lo menos 3 de los síntomas mencionados, tiene exceso de acidez:


  • Depresión, pensamiento negativo, tristeza, irritabilidad, falta de deseos de trabajar, labilidad emocional (“muy sensible”), nerviosismo. 
  • Migraña, jaqueca, escurrimiento nasal, congestión, ojos rojos, palidez. 
  • Carraspera, amigdalitis, inflamación frecuente en garganta o encías 
  • Caries frecuentes, dientes destemplados, dientes que se desmoronan, frágiles. Sensibilidad de los dientes al contacto con alimentos fríos, calientes o ácidos. 
  • Agrieras, eructos ácidos, dolores estomacales, gastritis y hasta úlceras. 
  • Estreñimiento, ardor en el ano, sensación de distensión, flatulencia, intolerancia a alimentos. 
  • Cálculos: en los dientes, en riñones, vejiga, próstata, vesícula biliar y hasta en las glándulas salivales. 
  • Orina ácida, irritación y ardor en la vejiga y uretra. Síntomas de próstata crecida. 
  • Frecuentes resfriados, bronquitis, sinusitis, amígdalas crecidas, facilidad para desarrollar alergias, tos que no se quita. 
  • Piel seca e irritaciones. 
  • Pie de atleta, hongos en y alrededor de las uñas, granos, eczemas diversos. 
  • Las uñas se adelgazan, se parten y se quiebran con facilidad. Estrías y manchas blancas. 
  • Tortícolis frecuente, calambres, lumbago con ciática. 
  • Osteoporosis, osteomalacia y raquitismo. Fracturas y lentitud en su consolidación. Crujido de las articulaciones, bloqueo de las vértebras, reumatismo, artrosis, artritis, hernia discal. Dolores articulares que van de un lado a otro. 
  • Mala circulación, extrema sensibilidad al frío. Tendencia a la anemia y a las hemorragias. Sabañones. 
  • Baja función de las glándulas endocrinas en general, excepto el tiroides, que puede acelerarse. 
  • Flujos vaginales pertinaces, vaginitis, molestias urinarias frecuentes, infecciones frecuentes en genitales. 
  • Sensibilidad desmesurada al dolor en general 
  • Insomnio o sueño que no es reparador 

Si tiene tres o más de estos síntomas, EL CUERPO ESTÁ ÁCIDO y requiere urgente restauración del balance, es aquí donde la Nutrapédica entra en juego, pues vuelve a favor del paciente el viejo aforismo: "que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento" con una buena asesoría médica, ojalá usando que utilice tanto las terapias biológicas como el poderío de una alimentación que cumpla condiciones de gustabilidad pero a la vez sea terapéutica: Nutrapédica.


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